viernes, 25 de marzo de 2011

Gaspar Blondin


Escrito por Juan Montalvo (1832-1889) en agosto de 1858, publicado en la revista El Cosmopolita, Quito, 1867, redactada integramente por el autor ecuatoriano.

Se puede leer aquí: http://www.utpa.edu/faculty/jmmartinez/Cuentos/cuemongaspar.pdf
El origen y circustancias del texto nos las enuncia así el propio Montalvo: "He vuelto al castellano este primer cuento de una serie que escribí en francés, en París, bajo el influjo de una larga calentura. Cosas compuestas en la cama por un delirante, deben tenerse antes por sueños." Reconozco que la primera vez que leí este relato no me impresionó favorablemente. Un batiburrillo bastante apretado de tópicos de la imaginación macraba, quizás influido por "los frenéticos" de la literatura francesa.

Posteriormente me ha parecido un texto muy interesante, con frases que parecen prefigurar el nihilismo cósmico de Thomas Ligotti, pero sumándole un romanticismo desaforado en una mezcla de lo más estimulante. Así: "¡Angélica de mi alma!, las estrellas no son sino asquerosos insectos que roen la bóveda celeste".

Creo que Montalvo hizo bien en conservar el estilo "afiebrado", confuso de la redacción original en el lecho de las alucinaciones. Da un poder especial a este relato en donde mucho se dice, pero más se intuye; un mundo de perversión en donde es la imaginación del lector quien tiende tenebrosos lazos entre los brumosos elementos de la historia.

Otro encanto adicional del relato es el uso de algún término del castellano de América, y en particular de Ecuador: tambo por posada, alojero (me imagino que tabernero, el que sirve o vende aloja). En cualquier caso, nada comparable al sufrimiento de leer "María" de Jorge Isaacs, con la plétora de expresiones propias del castellano de Colombia.

Dicen que es el primer relato de terror escrito en la literatura hispanoamericana. Mucho me parece decir eso, teniendo en cuenta que es de fecha relativamente tardía. Por de pronto tenemos el "Manuscrito encontrado en una casa de locos" escrito por el autor cubano José María de Heredia en 1832, que parece ser que es un cuento de horror. Sin embargo, siempre ha sido cuestión muy polémica la autoría de Heredia de estos cuentos, ya que algunos defienden que son traducciones, aunque no se han encontrado los supuestos textos originales.

No hay comentarios:

Seguidores