lunes, 28 de febrero de 2011

Beatriz


Escrito por Ramón del Valle-Inclán (1866-1936), aparece recogido en su libro de relatos "Jardín Umbrío", en su versión de 1920, aunque ya había sido publicado en "El Cuento Decenal" (edición que aparece en la imagen de arriba) en 1913. Lo he leído en la edición que Espasa-Calpe hizo en su colección Austral en 1960 de estas "Historias de Santos, de almas en pena, de duendes y de ladrones".
Ocurre en una mansión solariega en algún lugar de Galicia, en momento indeterminado del siglo XIX posterior a 1839 y al abrazo de Vergara. Pero hay que decir que ubicaciones espacial y temporal están estilizadas de manera exquisita por un Valle-Inclán al que no hay más remedio que endilgar el topicazo de "orfebre del idioma", porque le va que ni pintiparado a esa prosa sensorial, melodiosa y rica de lenguaje, que en este cuento, no lo es tanto como para hacer de la lectura un martirio como sucede en obras posteriores del autor gallego; por el contrario aquí es un placer y toda esta riqueza de la lengua valleinclanesca no impide un eficaz decurso narrativo.

La historia en si no es original, pero la intensidad de sensaciones, no puramente estéticas, sino también de piedad por la Beatriz protagonista, que tiene algo de muchacha sufriente de folletín sublimada por una prosa de muchos quilates, así como por la presencia del mal en todos los recovecos del cuento, la salvan de la vulgaridad y la hacen más que digna a mi entender de pasar a esta antología.

Me va pareciendo que Galicia como patria de escritores de lo fantástico y escenario de historias imaginarias admite poca competencia de otras regiones de España; esos arcanos rituales, bailes, músicas y mitos de probable origen celta, conservados quizás por la fuerza de su belleza por una población que es tan mediterranea en términos genéticos (y genéricos) como pueda ser la de Cádiz o Murcia han creado un sustrato en el que crecieron las fantasías de Valle-Inclán, Fernández Flórez y también la de Pardo Bazán, Rosalía de Castro, Cunqueiro, Rafael Dieste, Ánxel Fole y Torrente Ballester. Muchos, muchos autores que han tocado la literatura fantástica en una u otra de las dos lenguas del país.
Ahora bien, la saludadora que aparece en este cuento, no parece una institución exclusivamente gallega, y parece que con en ese término se designaba en toda España a los dadores de salud, curandores dotados de poderes extraordinarios y que en muchos casos fueron tolerados por la Santa Inquisición.  En otro relato de ambiente gallego, "Un destripador de antaño" de Emilia Pardo Bazán, se contempla la figura del "saludador" desde el escepticismo; aquí no, el cuento se adentra de hoz y coz en el mundo brumoso donde lo sobrenatural es posible.



2 comentarios:

Carneiro dijo...

Tienes toda la razón en tu opinión del cultivo por parte de los gallegos de la literatura fantástica.
A diferencia del resto de regiones españolas (salvo Asturias), la literatura fantástica no es considerada un género menor por el lector medio gallego. Todo lo contrario, hay una gran afición a la fantasía. De ahí que sea tan habitual en los escritores gallegos.
Por cierto, bonito blog.

Manuel Torcuato dijo...

Me alegro de haber acertado en mi apreciación, basada solo en que mis lecturas me llevaban a Galicia en mayor medida que otras partesde la península. Ignoraba que esa predilección, realmente céltica y brumosa, también se extiende a los lectores. Quizás se podría explicar -en la medida que se pueden explicar estas cosas tan misteriosas - por la existencia de un folklore tan imaginativo como el gallego.
Muchas gracias por tus amables palabras.

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